Escribiendo basura melancólica con lluvia de fondo

Mantener la sensatez y la cordura es bien difícil cuando se es una persona de carácter tan agresivo que lleva al rechazo de otros, por un lado, y tan melancólico, con la consecuencia de ser auto-destructivo, aunque sea mentalmente, por otro. Aunque lo he corregido con los años, o aunque sea disimulado, en esencia soy el mismo de siempre. En general, tengo la tendencia más o menos innata a guardar profundo rencor contra otros por cosas que, bien miradas, carecen de importancia. Si no fuera porque aprendí a guiar mi conducta con cierta racionalidad, quien sabe, ya hubiera matado a alguien, o hubiera acabado conmigo mismo. Me sumaria a las cifras de homicidio o suicidio. Por cierto, lo anterior solo se me pasa por la cabeza en circunstancias depresivas no tan frecuentes, cuando se combinan varias desafortunadas circunstancias; el stress, el no dormir, las malas coincidencias de la vida cotidiana, las consecuencias actuales de mis idioteces o irresponsabilidades recientes, la falta de talento en las relaciones interpersonales, los recuerdos más desagradables, o la mera gana de generar un conflicto sin razón alguna.

Si por ejemplo, tengo la sospecha de que todo mundo se burla de mi (paranoia), tengo que pensar precisamente eso: que es paranoia, que no hay buenas razones para que todo mundo este pendiente de lo que hago o no, y que en cambio, es más plausible que la gente a mi alrededor piensa en otras cosas más importantes que yo, a menos que haga algo que llame claramente la atención de otros.

Pero entonces, caigo en la sensación más o menos opuesta de no importar a nadie. Es una sensación fría que causa mis peores males internos.

¿En verdad no importo a nadie? no es racional pensar eso, si considero que al menos algunas personas me dedican durante un momento del día atención y compañía. Digamos que estoy "midiendo" cuanto importo a otros en base a la correlación con la cantidad de tiempo que los demás gastan en mi (recontra sic). Sin embargo, esa pseudo-cuantificación no suple la sensación de vacío, ya que siempre optaré por ayudarme solo a pretender que alguien más me de una mano.

También a veces, y ya frecuentemente, siento que carezco de talento o aptitud alguna, que soy basura (algo que por alguna sinrazón, repito mentalmente de manera frecuente). Esto contrasta con el carácter notablemente soberbio que tuve alguna vez; ahora en vez de mirar por encima a otros, me son indiferentes. A veces pareciera que nada me importa, ni tampoco los demás o yo mismo. De orgulloso a indiferente, y luego autocompasivo y autodestructivo.
Últimamente me siento superado por las circunstancias, y además, mis propios defectos parecen ser más vivos que mis desvanecidas aptitudes. Y entonces me digo que uno no pide nacer y tener que pasar por esto, que algunas personas están mejor preparadas para afrontar los malos pasares de la vida y yo no soy esa clase de persona... Aunque si ya estoy aquí en el mundo, tendré que arreglármelas con lo que tengo en vez de solo lloriquear (no literalmente, rara vez lloro), pese a ser más fácil decirlo que hacerlo.


Así que en resumidas, esa es la forma en que mantengo la cordura, esta es, racionalizando los actos de las demás personas o mis propios pensamientos del modo que mejor resulte para, a fin de cuentas, darme un consuelo, uno realista. Y si es posible, una salida a los problemas, pese a que siempre caiga en la misma basura, una y otra vez.

Pese a todo, la sensación de frío en el pecho no desaparece. Puede ser la falta de sueño, algo que en general me pone de muy mal humor...

1 damas o caballeros han abierto la bocota:

Rag dijo...

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